Esta escultura combina elementos naturales y geométricos para transmitir una sensación de equilibrio y conexión cósmica. Está formada por una base de madera rústica que aporta un anclaje orgánico, evocando la tierra y la naturaleza. Sobre esta, se eleva una estructura compuesta por un brazo de piedra pulida en forma de luna creciente, con vetas naturales que añaden profundidad y textura.
Insertadas en la curvatura de la luna, dos esferas de piedra blanca, sostenidas por delgadas varillas metálicas, representan astros en movimiento o la interacción entre lo terrenal y lo celestial. La mezcla de materiales – madera, piedra y metal – crea un contraste entre lo sólido y lo delicado, mientras que las líneas curvas y las formas redondeadas evocan fluidez y armonía.
Es una pieza que invita a la contemplación, simbolizando el equilibrio entre la estabilidad terrenal y el dinamismo del universo.
Medidas: 30 cm de altura x 17 cm de ancho
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